Muerdo el color de la tierra
Los pigmentos del hielo
Y el añil del planeta
Muerdo el naranja del viento
Con su cara de cuarzo
Y su poncho de seda
Muerdo la raíz herrumbrosa
De un poema violeta, de un violín transparente,
De un bostezo de fuego.
Muerdo los confines del agua
varios dientes turquesa
Que me arrugan los dedos.
No me dejan las luces
Que me agache en su falda
Que me suba a su ombligo
Que les tire del pelo
No me dejan las luces
Que les muerda los labios
Que las deje dormidas
sobre mis manos de espejo.
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